El economista Luis Bértola imparte una conferencia sobre América Latina en el Instituto de Iberomérica

"Acerca del retraso relativo de américa Latina: un enfoque teórico sobre instituciones y crecimiento"

es el título de la conferencia que impartirá el profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, Luis Bertola, el viernes 15 de mayo de 2009 a las 11,00 horas en el aula 2.1 de la Hospedería Fonseca, sede del Instituto de Iberoamérica.

Presentación de Luis Bértola por parte de la Subdirectora del Instituto Flabia Freidenberg
Intervención del profesor Bértola
Público asistente a la conferencia

 

Breve Curriculum Vitae: Luis Bértola
Título mayor:
– (1990) "Ph. D. in Economic History", Universidad de Gotemburgo, Suecia.
Posiciones:
– Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, 12/2002-.
– Miembro del Consejo Directivo Central de la Universidad de la República, 3/2003-.
– Profesor Titular, Dedicación Total, Programa de Historia Económica y Social, FCS. 2/2000.
– Investigador, Nivel II, Fondo Nacional de Investigadores, Ministerio de Educación y Cultura, 1999-2001.
– Profesor invitado, cursos de posgrado y seminarios en las siguientes universidades: Federal de Paraná, de Gotemburgo, Industrial de Santander, de la Rábida, Maestría en Historia Económica-UBA, de Campinas, Centro de Estudios Avanzados-UBA, del Cauca, Nacional de Colombia, de Barcelona, Autónoma de Barcelona, International Institute of Social History (Ámsterdam), Instituto CLAEH, Nacional de la Plata, London School of Economics, de Gröningen, Oxford, Stanford, Carlos III (Madrid).
– Coordinador: Unidad Multidisciplinaria, Programa de Historia Económica y Social y Maestría en Historia Económica (FCS).
– Integrante: Comisión Académica de Posgrados, Universidad de la República. 2002-
– Consejero Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, 1994-98.
– Presidente: Asociación Uruguaya de Historia Económica.
– Miembro: Comité Consultivo, Capítulo Uruguay, Sociedad Internacional para el Desarrollo.
Principales publicaciones:
– (2004)
o Luis Bértola & Jeffrey Williamson, “Globalization in Latin America before 1940”, forthcoming in Coatsworth, Cortés Conde and Bulmer-Thomas (eds) Cambridge Economic History of Latin America.
o Luis Bértola and Gabriel Porcile, “Rich and Impoversihed Cousins: Economic Performance and Income Distribution in Southern Settler Societies”, forthcoming in Australian Economic History Review.
o Luis Bértola and Fernado Lorenzo, “Witches in the South: Kuznets-like swings in Argentina, Brazil and Uruguay since the 1870s”, forthcoming in Van Zanden and Hiekenen, Exploring Economic Growth.
– (2003)
o “Economic History of Uruguay” Oxford Encyclopedia of Economic History edited by Jan de Vries.
– (2002)
o "The Thirlwall Law and the Brazilian Economy”, Journal of Pos-Keynesian Economics. C/Higashi y Porcile.
o Income distribution and the Kuznets curve: Argentina and Uruguay since the 1870s. DT 52, Unidad Multidisciplinaria.
– (2001)
o "Viejas preguntas. ¿Viejas Respuestas? Algunas Reflexiones en torno a la convergencia". Revista de Economía (Brasil).
– (2000)
o "Real wages and income distribution: Australia-New Zealand and Argentina-Uruguay". Australasian Economic History Conference, Wollongong, Australia. C/Porcile.
o Ensayos de Historia Económica: Uruguay en la región y el mundo.
– (1999)
o "La Historia Económica en Uruguay: desarrollo y perspectivas", Revista de Historia Económica (España).
o Southern Cone Real Wages Compared: 1870-1996, DT 44, Unidad Multidisciplinaria-FCS. C/Camou, Calicchio y Porcile.
– (1998)
o "Does Specialisation Matter?”, ANAIS (Brasil). C/Porcile y Bittencourt.
o El PBI uruguayo 1870-1936 y otras estimaciones.
o "The Uruguayan road towards regional integration", Journal fuer Entwicklungspolitik (Austria).
o “Cambio Institucional, Tecnología y Convergencia/Divergencia Económica: Argentina, Brasil y Uruguay 1870-1990”, Revista Investigación Económica (México). C/Porcile.
– (1997)
o "Tecnología, convergência e divergência econômica: Argentina e Brasil, 1900/1990", Economia e Sociedade (Brasil). C/Ehlers & Porcile.
– (1996) “Argentina, Brasil y Uruguay 1870-1990 : cambio institucional y convergencia-divergencia de tasas de crecimiento con las economías desarrolladas”, Pujol, J., Fatjó, P., Escandell, N., Cambio Institucional e Historia Económica, Barcelona. C/Porcile.
– (1995) “Fases tendencias y ciclos en las economías de Argentina, Brasil y Uruguay (1870-1990)”, Ciclos (Argentina).
– (1990-91) The Manufacturing Industry of Uruguay 1913-1961. Goteborg-Stockholm (Montevideo 1991, en español).
– (1987c): El Poder Económico en el Uruguay Actual. C/Stolovich y Rodríguez.
Otras:
– Tutor de más de una decena de tesis de posgrado en Historia Económica ya finalizadas.
– Tesis en curso: 2 de grado en economía; dos de Maestría en Historia Económica.
– 1996, 1998, 2002: Ganador de llamados a proyectos de investigación y desarrollo de la Comisión Sectorial de Investigación Científica.

100 Becas de Formación Permanente de la Fundación Carolina Centro de Estudios para América Latina y la Cooperación Internacional

Estas becas están dirigidas a especialistas y profesionales latinoamericanos o españoles que acrediten la necesidad de trasladarse a España o América Latina, respectivamente, para completar su formación, actualizar su nivel de conocimientos, establecer o consolidar lazos con otros equipos de su especialidad o reunir la información necesaria para los estudios o investigaciones que estén llevando a cabo, en las áreas prioritarias definidas por la Fundación.

Presentación:

Fundación Carolina. C/ General Rodrigo, número 6, 4ª planta, EdificioGermania, 28003 Madrid. E-mail:fundacioncarolina@fundacioncarolina.es.

 

Fecha de inicio de inscripción: 05/05/2009

Fecha de fin de inscripción: 05/09/2009

Url:

http://www.fundacioncarolina.es/

http://www.fundacioncarolina.es/es-ES/becas/formacionpermanente/solicitudbeca/Paginas/Solicitarbeca.aspx
 

Conferencia de apertura de los cursos de comunicación en Dominicana

Conferencia apertura de los cursos de comunicación que el Instituto de Iberoamérica ha celebrado con la Presidencia de la República Dominicana.

 

Buenas noches.

En calidad de Secretario Académico del Instituto de Iberoamérica y Profesor del área de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca quiero agradecerles en nombre del Rector, el doctor José Ramón Alonso, su presencia aquí.

Vengo de una universidad que dentro en el año 2018 cumplirá 800 años de existencia. Fue en ese año cuando el rey Alfonso IX de León creó la institución que hoy les convoca por cuyas aulas pasaron como profesores Antonio de Nebrija, Francisco de Vitoria o Fray Luis de León. Esto ocurrió casi tres siglos antes de que existiera España.

Las universidades son lugares muy peculiares, porque el paso por ellas de tantos jóvenes les imprime un carácter dinámico permanente. En torno a 1.580 nuestra Universidad tenía alrededor de 6.500 estudiantes. Hoy, esa cifra es cinco veces mayor. La Universidad de Salamanca es, por eso, una joven de 800 años de historia, dispuesta a desplazar sus aulas a cualquier lugar del mundo para que estudiantes como ustedes puedan descubrir lo que significa haber sido estudiante de Salamanca. En España se dice como un refrán popular, “el que sabe, sabe, y el que no, que vaya a Salamanca”. Ya ven que hoy el refrán debería ser reformulado, porque Salamanca va a donde la necesitan.

El proyecto de estos diplomados ha surgido del interés de la Presidencia de la República por mejorar el modo en el que los ciudadanos conocen la tarea del ejecutivo a través de los gabinetes de comunicación y la profesionalización de los intermediarios de esa información que conecta, como un flujo vital, a los ciudadanos con los encargados de gestionar los recursos del estado. Y sabemos que ese flujo tiene como intermediarios a los medios de comunicación. Esos mismos de los que el presidente norteamericano Jefferson decía, para subrayar su importancia democrática, que prefería “periódicos sin gobierno que gobierno sin periódicos”. En su influyente trabajo en el que caracteriza los rasgos de la “poliarquía”, Robert Dahl (1971) incluye, entre otras, como condiciones sine quae non de la democracia avanzada la libertad de expresión y la diversidad de fuentes de información. Y en sociedades complejas (extensas, numerosas), como las nuestras, la articulación de esa libertad de expresión está en los medios de comunicación. Damos por hecho que los medios son imprescindibles para la democracia por cuanto ejercen un modo especial de accountability, la que algunos autores llaman “accountability social”.

Pero, ¿realizan adecuadamente los medios esa tarea de accountability social? ¿Están los medios de comunicación o el periodismo en crisis? Si la inversión publicitaria en todo el mundo sigue sufriendo la recesión global, las cuentas de resultados de los medios lo estarán muy pronto. Pero esa no es la crisis de la que es necesario hablar hoy. La que debe hacernos reflexionar es mucho más importante y se refiere, como ocurre con el término crisis, a un proceso de cambio, o mejor dicho, a más de uno.

La primera crisis afecta al periodismo como tal, o a la lógica de servicio público que subyace durante años en el funcionamiento de los medios de comunicación tal y como hasta hoy los conocemos. La desregulación económico-política ha transformado el paisaje de los medios hasta el punto de que hoy el paisaje periodístico es francamente irreconocible. A cualquier transgresión de los principios de la más elemental ética (no necesariamente la periodística) se responde con el “todo por la audiencia”. Y lo peor es que los ciudadanos empiezan a asumir que esa es una lógica implícita en la performance social de los medios de comunicación. Cada vez son más los canales de televisión disponibles, las estaciones de radio, las cabeceras de prensa diaria o de revistas. Y en esa espiral de máxima competencia, la lucha por buscar un poco del tiempo de atención de los ciudadanos justifica cualquier comportamiento. En todo el mundo los informativos de televisión (en especial los de las cadenas privadas) se han arrevistado, se han convertido en espacios con cada vez más cabida para las anécdotas, los hechos superficiales, las notas de espectáculos, los deportes. La competencia manda. Y las redacciones se han poblado de un número cada vez mayor de fuentes de información y cada vez menos tiempo para contrastarlas. Google es hoy (afortunada y desafortunadamente) la herramienta primaria de cualquier periodista en cualquier lugar del mundo. Y el contraste de fuentes, la triangulación con personas o documentación externa a la world wide web cada vez es más raro en las redacciones. Lo que está en Internet debe de ser cierto. Y el resultado es una mayor superficialidad en el proceso de producción informativa, inducida y potenciada seguramente porque los periodistas de los nuevos medios tienen que cubrir cada vez más temas por día, y en algunos casos producir los contenidos para soportes escritos, radiofónicos y televisivos a la vez en una malentendida integración de medios, usada como fórmula de ahorro de costes de producción. El resultado suele ser una clonación de los mismos contenidos en distintos medios, en una cascada en la que las agencias de noticias y los portales de información producen flujos que otros medios, simplemente, reproducen.

El papel de los medios públicos en esta ecuación es fundamental, pese a que la mayor parte de los países de América Latina han abandonado los medios públicos a su suerte. Hoy mismo, el gobierno de España ha dado un paso más hacia la consolidación de un nuevo modelo en la radiotelevisión pública española, haciendo que prescinda definitivamente de la publicidad, en un movimiento que merece ser reflexionado.

La segunda gran crisis se refiere a los medios, tal y como los conocemos. Lo valioso del periódico no es que se imprima en papel. El papel es simplemente una tecnología con más de tres mil años de antigüedad, que combinamos con la imprenta vigente los últimos cinco siglos. Y el periódico es el fruto de las limitaciones tecnológicas impuestas al proceso de información pública. Imprimir el papel, distribuirlo, necesita de un proceso. Pero los nuevos soportes no tienen esas limitaciones. Tienen otras. Pero proporcionan un nuevo modo de acercarnos a la información, ese que estamos aprendiendo conforme vamos construyendo socialmente y dotando de significado, de valor de uso, de habitus, a la red ubicua, multimedia, multisoporte y cada vez más mundial.

La tendencia a la descarga de contenidos online muestra precisamente esa tendencia: la de usar todos los medios como estamos acostumbrados a usar Internet. Cuando queremos. Cuando lo necesitamos. Y esto terminará con la radio o la televisión que conocemos, con las parrillas tal y como las hemos conocido durante la segunda mitad del siglo veinte. La parrilla no es más que un sistema de comercialización: la parrilla ordena los programas en función de los públicos disponibles. Y todas las técnicas que los programadores han venido utilizando durante décadas no son sino técnicas de marketing para luchar contra la competencia basándose en tiempo, targets y contenidos.

Pero la parrilla tiene los días contados. Los nuevos espectadores están dejando la televisión en buena medida porque les obliga a disciplinar su consumo de un modo en que no están dispuestos a hacerlo. Imagínense que Google estuviera disponible sólo de 3 a 4 de la tarde. Es ridículo, ¿verdad? ¿Y por qué no lo es que el noticiero esté sólo disponible de 18 a 19 horas si ya tenemos tecnología para evitarlo?

TiVo en Estados Unidos ha venido a solventar temporalmente este problema, pero en realidad han sido las redes sociales las que han producido un formidable cambio en el modo en el que el contenido de los medios tradicionales se ha incorporado a las redes. Muy por delante de los medios, los usuarios han comenzado a hacer algo que les gusta hacer, y mucho: compartir. Primero, compartir en el email esos terribles ficheros pesados que todos hemos recibido durante un buen tiempo de nuestras amistades. Y después, convirtiendo los portales multimedia en gigantescos almacenes audiovisuales por encima de las televisiones. ¿Dónde buscamos contenidos audiovisuales? Sin duda, en YouTube. Porque si algo existe, está en Google, y si tiene imágenes en movimiento, está en Youtube. Hoy, la revolución del web 2.0 nos conduce a un cambio mayor aún cuando los contenidos audiovisuales se combinan con los perfiles sociales en redes como Twitter o Facebook para servir de señales de identidad. Y pronto no servirán los actuales portales de las televisiones que no permitan una personalización del acceso a los contenidos basada en perfiles que puedan ser consultados y vinculados entre sí en redes sociales. Así están usando los jóvenes la red.

Mientras esto llega y las televisiones resuelven el agrio problema del copyright, los usuarios han desarrollado tecnologías tan extendidas como el viejo Napster, el envejecido Emule, el joven Torrent o los actuales portales de descarga. Con un ancho de banda cada vez mayor, los usuarios demandan los contenidos audiovisuales ya. Y con redes sociales que alcanzan a todo el mundo es difícil evitar que el fan de la archifamosa ‘Lost’ en cualquier lugar del mundo esté dispuesto a esperar dos años a que una televisión local emita el show. Quiere ‘Lost’ ya, al tiempo que sus amigos de las redes sociales estadounidenses. ¿Y por qué no? Al abrigo de esta demanda y ante la incapacidad de la industria de reaccionar con la suficiente rapidez han crecido los Rapidshare o Megaupload, portales de descargas privadas en los que los usuarios suben sus contenidos para que compartir después los enlaces a los contenidos audiovisuales con otros usuarios. Los usuarios tratan de descubrir esos enlaces en blogs y portales antes de que las distribuidoras obliguen a los sites a eliminar el contenido ilegal. Y el pez rápido se come, una vez más, al lento.

¿Cómo reaccionar ante todos estos cambios? Parece que lo más recomendable sería una actitud que no abunda precisamente en los medios: el research and development (i+d). Los más grandes, como News Corporation, optaron por comprar portales sociales como MySpace para aprender, cuanto antes y desde dentro, las nuevas lógicas de la comunicación en las redes. Los pequeños siguen, a paso lento, incorporando novedades mucho después de que los usuarios, en sus propias comunidades, las superen.

De todas estas cuestiones hablaremos y pensaremos juntos en estos días: cambios en el periodismo, cambios en las industrias, cambios en las políticas, cambios en la tecnología.

Comienzan hoy ocho semanas duras para ustedes, que han elegido sacrificar sus fines de semana para que Salamanca pase por ustedes. Y por las aulas del ICEI pasarán profesores de la Universidad decana y de algunas otras con las que trabajamos para conseguir la excelencia en lo que enseñamos. En particular, quiero agradecer la presencia hoy, junto a nosotros, de los profesores Emili Prado y Rosa Franquet, de la Universidad Autónoma de Barcelona que además de ser mi segunda casa es, con certeza, el centro de investigación más importante de la comunicación en España. En las próximas semanas les acompañarán también profesionales de medios tan prestigiosos como el grupo Prisa (el más importante grupo de comunicación en español del mundo, editor del diario El País y promotor de la primera red de radio Iberoaméricana, Unión Radio), de la Corporación Radio Televisión Española, del diario La Vanguardia o de la AIMC.

Uno de los lemas más conocidos de nuestra Universidad es el famoso ‘quod natura non dat, Salmantica non praestat’ (lo que no da la naturaleza, no lo presta Salamanca). Y, como verán, Salamanca les dará en estas semanas todo lo que tiene. Nada más y nada menos que nuevas preguntas para que su trabajo como comunicadores públicos sea cada vez más responsable, más consciente y más útil para los ciudadanos. Porque, como decía nuestro viejo Rector Miguel de Unamuno, debemos pensar no tanto en que somos hijos de nuestro pasado, sino en que somos también padres de nuestro porvenir.

Muchas gracias.
 

Éxito de asistencia, en la III Reunión Anual de la Red Europea de Política Latinoamericana.

Éxito en la III Reunión Anual de la Red Europea de Política Latinoamericana –REPLA-(European Network on Latin American Politics).Una aproximación multidisciplinar a la democratización en América Latina, y que se desarrolló en el Aula Menor de la Hospedería Fonseca de la Universidad de Salamanca los dias 7 y 8 de mayo de 2009.Para más información visite la web del evento.

Acto Inagural presidido por el Vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universidad de Salamanca. D. Manuel Alcántara Sáez
Público asistente al evento
Mesa Presidencial del acto inagural con Lina María Cabezas, Manuel Alcántara, Flavia Freidenberg y Fernando
Detalle del público asistente con la mesa presidencial al fondo.
  Intervenciones de la sesión de la tarde del 7 de mayo de 2009
  Intervenciones de la sesión de la tarde del 7 de mayo de 2009
  Intervenciones de la sesión de la tarde del 7 de mayo de 2009
  Intervenciones de la sesión de la mañana del 8 de mayo de 2009
  Intervenciones de la sesión de la mañana del 8 de mayo de 2009
  Intervenciones de la sesión de la mañana del 8 de mayo de 2009

 

 

 

 

Alumnos de FUNGLODE (Fundación Global Democracia y Desarrollo) de la República Dominicana visitan el Instituto de Iberoamérica

Alumnos de FUNGLODE (Fundación Global Democracia y Desarrollo) de la República Dominicana visitan el Instituto de Iberoamérica el 6 de mayo de 2009.

La visita se encuadra en la fluida relación académica existente entre la Universidad de Salamanca y dicha Fundación.Su estancia se prolongará hasta el próximo viernes 8 de mayo.Dentro de las actividades a realizar, destaca su participación en el III Encuentro de la Reunión anual de la Red Europea de Política Latinoamericana que se celebrará los dias 7 y 8 del presente mes.

Fernando López-Alves habla en el Instituto de Globalización y América Latina

Fernando López-Alves, profesor visitante del Instituto de Iberoamérica, dentro de la Catedra de Política, en el curso 2008-2009, imparte la conferencia titulada:""Escenarios de futuro: Globalización y América Latina" el viernes 8 de mayo a las 17,00 horas en el aula 2.2 del Instituto con entrada libre hasta completar el aforo.

Presentación del conferenciante Fernando López-Alves por parte de Lina Maria Cabezas del Area de Ciencia Política de la Universidad.

 

El aula 2.1 del Instituto ya luce el grafiti conmemorativo de la Semana Latina

Una de las aulas del Instituto de Iberoamérica, concretamente la 2.1, luce el grafiti conmemorativo de la segunda edición de la Semana Latina que con gran éxito de participación, se celebró en la Hosapedería Fonseca, sede del Instituto, en la semana del 20 al 27 de octubre de 2008. Dentro de las muchas actividades, tanto académicas como lúdicas que se celebraron, una de las más concurridas, fue un concurso de grafitis el cual es el origen de esta nueva decoración.

Intervención en el foro de FIAPP sobre «Oportunidades, Fortalezas y Debilidades de la Libertad de Información de Iberoamérica»

Los colegas de FIAPP han colgado las transcripciones de la sesión de trabajo en la que participamos Ernesto Villanueva, Bernardo Díaz Nosty (UMA), Miguel Ángel Bastenier (El País) y yo mismo. Sólo con el ánimo de que sea más fácil de localizar, dejo aquí la transcripción de mis palabras.

Democracia, información y comunicación pública: un desafío para América Latina. Comentarios a la ponencia de Ernesto Villanueva

 

Permítanme antes de nada agradecer a la FIAPP la invitación a participar en esta mesa y traer a ella las cuestiones que nos planteamos en torno a la comunicación en América Latina desde el Instituto Interuniversitario de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca .
La lectura del texto del Doctor Ernesto Villanueva es un espléndido estímulo a nuestra reflexión en torno a la información y la democracia en latinoamérica. La garantía de los derechos al acceso libre a la información es necesaria, pero ¿es suficiente para garantizar una opinión pública que consolide la democracia deliberativa?

La condición deliberativa de la democracia es destacada, especialmente, por el filósofo alemán Jürgen Habermas, para reforzar la idea de la discusión imprescindible en el proceso democrático de toma de decisiones. Para Habermas, la política deliberativa es determinante en la legitimidad de las leyes, es decir, es preciso institucionalizar las condiciones que permitan la expresión de los discursos de opinión y voluntad popular. Como recuerda Adela Cortina[1], el concepto esconde básicamente dos significados: el de la necesidad de negociar las decisiones con los sectores más afectados y, por otro lado, el de los que plantean que es necesario estimular el debate público de ideas en todos los niveles sociales, como un modo de comprometer a todos en el debate democrático. La democracia deliberativa mejora cualitativamente las condiciones de ejercicio democrático extendiéndolas más allá del ejercicio del voto o completándolo con una implicación de los ciudadanos en el debate (público) de las normas sociales, lo que refuerza su legitimidad.

Habría que preguntarse, evidentemente, si existe alguna forma de democracia que no sea deliberativa. Desde luego, las democracias latinoamericanas están marcadas por un carácter más “delegativo” —siguiendo a O’Donnell (1997)— que deliberativo. Aunque la actividad pública está sometida a una accountability formal, sabemos que no es especialmente efectiva: la accountability horizontal garantizada por la separación de poderes presenta demasiados problemas, derivados de la corrupción institucional o la falta de tradición democrática. La accountability vertical o electoral (la que cada ciertos años realizan los electores) tampoco parece especialmente eficiente, pese a que el fraude electoral es escaso. En algunos países, redes clientelares clandestinas organizan y pagan a sus votantes.
Nos queda, por tanto, una última forma de control: el social. Pero para que el debate en la esfera pública pueda producirse adecuadamente, es preciso que los ciudadanos accedan a la información. La primera responsabilidad, es por tanto, del propio sector público en la transparencia de la actividad administrativa. A ella dedica la mayor parte del esfuerzo que nos trae hoy a esta mesa el Doctor Villanueva. Permítanme que avance hacia la responsabilidad que implica a las industrias de la comunicación en esta cuestión.

En su influyente trabajo en el que caracteriza los rasgos de la “poliarquía”, Robert Dahl (1971) incluye, entre otras, como condiciones sine quae non la libertad de expresión y la diversidad de fuentes de información. Y en sociedades complejas (extensas, numerosas), como las nuestras, la articulación de esa libertad de expresión está en los medios de comunicación. Damos por hecho que los medios son imprescindibles para la democracia por cuanto ejercen un modo especial de accountability, la que algunos autores llaman “accountability social”.

Se cita con frecuencia el adagio del presidente norteamericano Jefferson, que decía preferir “periódicos sin gobierno que gobierno sin periódicos”. La importancia que le atribuimos a los medios como garantes del debate de asuntos públicos en la democracia es tan importante que durante décadas hemos hablado, en especial desde los Estados Unidos, de la función de “perro guardián” (watchdog) que atribuimos a los medios de comunicación, a los que atribuimos tanto una función vigilante como, al tiempo, la disfunción de haberse convertido en un “cuarto poder” adjunto a los clásicos de Rousseau, con la diferencia —apunta por ejemplo el británico James Curran (Curran y Seaton, 1981)— de que es un poder sin responsabilidad, aunque esa es otra cuestión que no comentaremos hoy.

¿Son los medios los mejores actores para la accountability social? Esa es una de las preguntas cruciales en este debate. La primera respuesta es, indudablemente, que al menos lo son tanto como los grupos sociales organizados que hacen de la participación ciudadana un ejercicio activo de los derechos democráticos. Pero, ¿por qué no siempre resulta la acción de los medios eficaz en el control de la acción pública? Hay sin duda varias razones.
La primera razón ha sido extensamente estudiada por las vertientes críticas de los estudios de comunicación y se refiere al papel de los medios como actores de un mercado.

En el caso de América Latina, todos los trabajos realizados hasta hoy (muchos de ellos precisamente en el debate de los años ochenta en torno al imperialismo cultural) apuntan hacia las connivencias entre la oligarquía que controla las industrias culturales y los sectores que controlan el poder político democrático o dictatorial. La mayor parte de los imperios mediáticos de Latinoamérica han sobrevivido a etapas de dictadura sabiendo encontrar la simbiosis adecuada entre sus propios intereses económicos y los intereses políticos de los regímenes dictatoriales. Parece evidente que la todopoderosa Rede Globo de la familia Marinho no puede ser destacada como una herramienta de accountability social, sino más bien como un instrumento que recuerda más a los aparatos ideológicos del capitalismo descritos por Louis Althusser o Hans Magnus Ezensberger. La concentración de los medios en torno a grandes corporaciones transnacionales en América Latina con intereses en sectores diversos y mercados diversos (Mastrini, Becerra, D’Alessandro, Mattelart, y Arbilla, 2006) podría ser vista, como se hace a veces, como una garantía de la independencia económica de esos medios respecto a las presiones externas, pero debe verse también como una debilidad de estas compañías que operan en mercados en los que los gobiernos parecen mostrar la regulación como la espada de Damocles que puede cambiar las condiciones del mercado de un día para otro.

Eso sin olvidar la ausencia de medios de comunicación públicos de relevancia —con la excepción de TVN en Chile, véase por ejemplo Fuenzalida (2000)— en toda América Latina. El nacimiento de los sistemas audiovisuales latinoamericanos con fuertes intereses de las compañías norteamericanas generó modelos diversos concentrados en casi todos los casos en una fuerte privatización en favor de grupos económicos oligárquicos, y sólo desde los setenta (fructificando en el informe McBride de UNESCO) se consiguió cierto giro hacia los medios públicos, los comunitarios, y la preocupación por las políticas públicas en materia de comunicación. En este esquema de mercado, los intereses económicos, los del mercado publicitario, mandan sobre las parrillas de programación de las cadenas de televisión, más atentas a proporcionar entretenimiento importado de bajo coste (que además resulta no conflictivo ideológicamente) que información, salvo en periodos históricos muy concretos.

Los medios, y es algo que no debemos olvidar para evitar idealizar este sector, son plataformas de comercialización publicitaria. Como nos recordaba Dallas Smythe (Smythe, 1977) en la década de los setenta, los medios no venden contenidos, sino que producen audiencias para ofrecérselas a los anunciantes. Los contenidos de los medios, esos en los que buscamos la accountability, no son sino los ganchos para la atención de ciertos targets sociodemográficos que son vendidos a las centrales de compra publicitaria transnacional. La televisión, como a veces se dice, no es más que lo que se emite entre los anuncios, que son lo que verdaderamente importa a las empresas de comunicación.

Esta cuestión nos conduce a una transcendental: los medios como actores del mercado son grandes clientes de las instituciones públicas como anunciantes. Sería imprescindible conocer al menos (a) la inversión anual de todas las instituciones públicas en publicidad institucional de cualquier tipo y los medios a los que se destina, (b) los criterios con los que se determinan las inserciones publicitarias en cada medio, (c) las agencias y centrales publicitarias que canalizan esa inversión y (d) la proporción que para los ingresos anuales de cada medio supone la inversión pública. Sería de una extraordinaria ayuda a la transparencia del funcionamiento de los medios en la región contar con un observatorio que pudiera recoger estos datos para contrastarlos con la posición editorial de los medios de comunicación ante los asuntos públicos.

Una segunda razón tiene que ver, indudablemente, con la formación de los profesionales de los medios y, en extenso, con las rutinas de producción informativa. Pedimos a los periodistas que sean garantes de la accountability social, pero al tiempo las escuelas de comunicación en América Latina carecen frecuentemente de fondos para garantizar la formación, el profesorado tiene sueldos muy bajos y los propios planes de estudio de la comunicación son manifiestamente mejorables.

Cuando los futuros profesionales acceden a los medios, se encuentran con frecuencia con puestos de trabajo con sueldos bajos y condiciones laborales en las que un mismo redactor debe realizar varias coberturas informativas en un mismo día. Los periodistas se vuelven entonces parte de una cadena de transmisión informativa en la que la triangulación de fuentes (un requisito esencial de cualquier forma de gestión de la información) se vuelve ave rara. La información en los medios, marcados por las condiciones del “mercado de ideas” en el que se ha convertido la esfera pública, está sometida a criterios de selección que quizá tengan más que ver con el mercado que con la responsabilidad social.

Y una última cuestión es la de la legislación, y aquí está la clave en la que el Doctor Villanueva acierta. Por un lado, los pueblos deben proveerse de garantías para el acceso a la información pública. Y deben proporcionar herramientas que garanticen a cualquier ciudadano, especialmente a los profesionales del periodismo, la protección frente a las amenazas, a la persecución, al crimen organizado. Mencionando sólo ejemplos recientes, las amenazas de muerte a Alexander Guerrero en Colombia o a Carlos Huerta en México, los asesinatos de Hugo Arce en Guatemala y José Fernando Gonzales en Honduras son sólo los últimos de una lista que periódicamente nos recuerda Reporteros Sin Fronteras. Según la clasificación sobre libertad de prensa que anualmente realiza esta organización internacional, los países latinoamericanos con mayores problemas son Cuba (en la posición 165 de 169), México (136), Colombia (126) y Venezuela (114); hay que buscar en el puesto 21 para encontrar el primer país latinoamericano, Costa Rica. En una línea similar, la Freedom House creada por Eleanor Roosevelt, sólo reconoce la existencia de libertad de prensa en Uruguay, Chile y Costa Rica, mientras que sitúa a Venezuela, Colombia o Cuba como países en los que no existe como tal libertad de prensa[2].

Referencias
Curran, J., y Seaton, J. (1981). Power without responsibility : the press and broadcasting in Britain. Glasgow: Collins.
Dahl, R. A. (1971). Poliarchy : participation and opposition. New Haven, London: Yale University.
Fuenzalida, V. (2000). La televisión pública en América Latina. Reforma o privatización. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica.
Mastrini, G., Becerra, M., D’alessandro, A., Mattelart, A., y Arbilla, D. (2006). Periodistas y magnates : estructura y concentración de las industrias culturales en América Latina. Buenos Aires: Prometeo Libros.
O’donnell, G. (1997). ¿Democracia delegativa? En G. O’Donnell (Ed.), Contrapuntos. Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización (pp. 287-304). Buenos Aires: Paidós.
Smythe, D. (1977). Communications: Blindspot Of Western Marxism. Canadian Journal of Political and Social Theory/Revue Canadienne de Théorie Politique et Sociale, 1(3).

[1] Cortina, Adela: “Democracia deliberativa”, El País, 24-08-2004.
[2] Véanse los informes sobre libertad de prensa en http://www.freedomhouse.org.

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